22.10.2010, 17:35
Villa, José J.
Cuba
Crepúsculo
El horizonte, con cambiantes grises,
de grana y oro, y perlas se colora,
y ya luce jirones de la aurora,
ya del iris espléndidos matices.
Del esmaltado suelo los tapices
el sol a trechos con sus rayos dora,
y cual negro crespón que descolora,
baja la sombra en mágicos deslices.
Como un ángel que expira delirante
abrazado a una diosa, en ese instante
muere la tarde en brazos de la noche.
Y yo al mirarla, entristecido, siento
que en el jardín del alma abre su broche
la delicada flor del pensamiento.
Cuba
Crepúsculo
El horizonte, con cambiantes grises,
de grana y oro, y perlas se colora,
y ya luce jirones de la aurora,
ya del iris espléndidos matices.
Del esmaltado suelo los tapices
el sol a trechos con sus rayos dora,
y cual negro crespón que descolora,
baja la sombra en mágicos deslices.
Como un ángel que expira delirante
abrazado a una diosa, en ese instante
muere la tarde en brazos de la noche.
Y yo al mirarla, entristecido, siento
que en el jardín del alma abre su broche
la delicada flor del pensamiento.