22.10.2010, 17:31
Vila, Juan Lorenzo Jesús
Cuba
El perdón
Idólatra en su amor, rendido y ciego,
la fe en mi corazón, tierno y sensible;
y cual la sierpe con ponzoña horrible
pagó la ingrata mi ardoroso fuego.
De amargo llanto en sempiterno riego,
mi penar desde entonces invencible,
ni el rutilante sol miró apacible,
ni le calmó la noche en el sosiego.
Y en vano la memoria ¡Oh Dios¡ me irrita
del fementido amor de esa perjura,
si el sentimiento opone a la venganza.
Que cuando un pecho compasivo excita
la que fue amante y el perdón procura,
ningún poder a sostenerse alcanza.
Cuba
El perdón
Idólatra en su amor, rendido y ciego,
la fe en mi corazón, tierno y sensible;
y cual la sierpe con ponzoña horrible
pagó la ingrata mi ardoroso fuego.
De amargo llanto en sempiterno riego,
mi penar desde entonces invencible,
ni el rutilante sol miró apacible,
ni le calmó la noche en el sosiego.
Y en vano la memoria ¡Oh Dios¡ me irrita
del fementido amor de esa perjura,
si el sentimiento opone a la venganza.
Que cuando un pecho compasivo excita
la que fue amante y el perdón procura,
ningún poder a sostenerse alcanza.