26.09.2010, 12:12
Goygoechea Menéndez, Martín
Paraguay
Soneto
En la calma solemne de la noche
el férreo Mariscal por vez postrera
su ejército revista. Sobre el negro
manchón de las vecinas arboledas,
se distinguen los cuerpos alineados
como una tenue pincelada. Llegan
con el viento los débiles rumores
que alza el Aquidabán. Alguna enseña
deshilachada, trágica, en la brisa
se extiende como un ala gigantesca,
y sobre ese puñado de guerreros
-la última falange que le queda-
¡parece el alma de la Patria misma
llamándolos a sucumbir con ella!
Paraguay
Soneto
En la calma solemne de la noche
el férreo Mariscal por vez postrera
su ejército revista. Sobre el negro
manchón de las vecinas arboledas,
se distinguen los cuerpos alineados
como una tenue pincelada. Llegan
con el viento los débiles rumores
que alza el Aquidabán. Alguna enseña
deshilachada, trágica, en la brisa
se extiende como un ala gigantesca,
y sobre ese puñado de guerreros
-la última falange que le queda-
¡parece el alma de la Patria misma
llamándolos a sucumbir con ella!