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Fray Cayetano Rodríguez: Sonetos (5)
#1
Fray Cayetano Rodríguez
Argentina 1761 - 1823


Sonetos


I


En llanto amargo América gemía
bajo opresores grillos agobiada
sujeta ¡oh, Dios! a venerar postrada
los tiránicos golpes que sufría.


Su dolor al Olimpo enternecía,
mas el ibero con injusta espada
la libertad le niega suspirada
por sostener su orgullo y tiranía.


¡Oh, duro estado! Mas llegó el momento
y día y veinte y cinco reservado,
en que cayó de un golpe aquel cimiento


que al despotismo tuvo entronizado,
y en que la libertad subió a su asiento,
y a un trono por tres siglos usurpado.



II


Veinte y cinco, feliz hoy tu victoria
derrocó al soberbia de un tirano,
y levantó con triunfo soberano
a nuestra patria al colmo de su gloria.


La época empezaste de una historia,
en que pudo el humilde americano
desatar la cadena de su mano,
llenando de grandeza su memoria.


¡Oh, día grande, heroico, y memorable!
¡Oh, día de virtud! ¡Qué regocijo
al oír tan sólo tu renombre amable


de la América siente el ínclito hijo!
Tú mereces loores, cuanto es dable,
pues que el dios de la patria te bendijo.



III


Arrebató la Parca ¡Parca fiera,
del joven más cabal vil homicida!
Cortó el hilo dorado de una vida,
que su guadaña respetar debiera


la negra envidia. ¡Cielos, quién pudiera
una mano cortar tan fementida!
A la patria ha inferido horrenda herida
que el rival más rival no la infiriera.


¡Oh, tú!, que amante de tu patria, aspiras
a hacer faustos sus hados, rinde honores
al joven héroe que ya el orbe aclama.


Si la espada le ha dado defensores
del cañón de su pluma ¡oh pluma! admiras
vivo fuego brotar que los inflama.



IV


Lo arduo de la acción más peligrosa,
que en el teatro de Marte se contiene,
el heroico ardimiento no detiene
del general, ni su legión honrosa.


A conseguir la hazaña más gloriosa,
que en ambos mundos la memoria obtiene
él la estimula: decidida viene
a su voz, cual trueno poderosa.


Al uno, a la otra el heroísmo anima,
y el ardor de su pecho prevenido,
a la plaza se avanza con presteza.


A su presencia el enemigo erguido
trepida, se confunde, desanima,
y plaza y todo de la patria es presa.



V


¿Del gran sistema la contraria suerte
tanto te sobrecoge e intimida?
¿Más que la libertad amas la vida?
¿Eliges la cadena y no la muerte?


El contraste no aflige al varón fuerte.
Él a mayor peligro le convida;
dijo perezca el cruel y no trepida,
y en león libio, en furia se convierte.


Su sangre a borbotones mancha el suelo;
él la mira, y el pecho se le inflama,
y allí su atropellar, allí su anhelo.


Al espirar a sus amigos llama,
y despreciando tan funesto duelo,
himnos entona que admiró la fama.



VI


¿Tú lleno de pavor pasas el día
los males de tu patria contemplando,
y huyendo de un amigo al ruego blando
buscas ansioso la melancolía?


¿Qué hiciste infeliz hombre tu alegría
los grillos al romper? ¿a do temblando
llevas la planta con tu sombra hablando?
¡Infeliz patria, si de ti confía!


Húndete, miserable; a tus hermanos
devuélveles tu mal ceñida espada,
no la profanen tan cobardes manos.


La augusta Libertad con faz airada
te apartará de sus americanos,
y en su templo jamás tendrás entrada.
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