14.09.2010, 16:09
González del Valle, José Zacarías
Cuba
La Alameda de Paula al morir el día
Al vasto mar que su inquietud reprime
lo agita apenas con murmullo grato
el aura débil que de rato en rato
sopla sobre él, y misteriosa gime.
Allá el oriente de la noche imprime
por la otra orilla su negror ingrato,
álzase humilde con sencillo ornato
de Regla el templo en actitud sublime.
La corta luz del espirante día
la faz le deja en claridad bañada,
cual si por ser de Dios doble morada
pusiera en alumbrarla su porfía,
mientras a impulso del vapor, alada
cruza una nave la gentil bahía.
Cuba
La Alameda de Paula al morir el día
Al vasto mar que su inquietud reprime
lo agita apenas con murmullo grato
el aura débil que de rato en rato
sopla sobre él, y misteriosa gime.
Allá el oriente de la noche imprime
por la otra orilla su negror ingrato,
álzase humilde con sencillo ornato
de Regla el templo en actitud sublime.
La corta luz del espirante día
la faz le deja en claridad bañada,
cual si por ser de Dios doble morada
pusiera en alumbrarla su porfía,
mientras a impulso del vapor, alada
cruza una nave la gentil bahía.