12.09.2010, 15:35
Primavera
La sien orlada de vistosas flores,
ceñido el talle de gentiles galas,
eres la juventud: como ella exhalas
aromas del pensil de los amores.
Te iluminan del sol los resplandores,
te acarician del céfiro las alas
y con los dulces ecos te regalas
de los himnos que entonan tus cantores.
Eres la juventud... rendido y tierno,
un himno alza también mi voz severa,
no al viejo, sino al joven... ¡Lauro eterno
a esa edad de la vida, placentera!...
-Pero, ¿quién fecundó, sino el Invierno,
los campos que esmaltó la Primavera?
La sien orlada de vistosas flores,
ceñido el talle de gentiles galas,
eres la juventud: como ella exhalas
aromas del pensil de los amores.
Te iluminan del sol los resplandores,
te acarician del céfiro las alas
y con los dulces ecos te regalas
de los himnos que entonan tus cantores.
Eres la juventud... rendido y tierno,
un himno alza también mi voz severa,
no al viejo, sino al joven... ¡Lauro eterno
a esa edad de la vida, placentera!...
-Pero, ¿quién fecundó, sino el Invierno,
los campos que esmaltó la Primavera?