12.09.2010, 15:33
Nuestra dama
¡Nobles viejos!.. La muerte me corteja,
persiguiéndome asidua y sonriente...
quizá le cueste más hincar el diente
en carne joven, que en piltrafa vieja.
Cautelosa aproxímase a mi reja
y al través del cristal mira impaciente...
Huye al fin. Y murmura suavemente
«Volveré», cuando impávida se aleja.
¡Qué triste es la vejez, áspera y fría,
que en el desierto de la vida clama,
condenada a sufrir lenta agonía!...
Mas no desesperéis... Hay quien nos ama
y los brazos nos tiende todavía...
¡Nobles viejos, la muerte es nuestra dama!...
¡Nobles viejos!.. La muerte me corteja,
persiguiéndome asidua y sonriente...
quizá le cueste más hincar el diente
en carne joven, que en piltrafa vieja.
Cautelosa aproxímase a mi reja
y al través del cristal mira impaciente...
Huye al fin. Y murmura suavemente
«Volveré», cuando impávida se aleja.
¡Qué triste es la vejez, áspera y fría,
que en el desierto de la vida clama,
condenada a sufrir lenta agonía!...
Mas no desesperéis... Hay quien nos ama
y los brazos nos tiende todavía...
¡Nobles viejos, la muerte es nuestra dama!...