12.09.2010, 15:01
La mano de Dios
Quiero servirte con fervor sincero,
poner tu voluntad sobre la mía,
ganar tu protección... Y norte y guía
hallar, Señor, en tu mirada quiero.
De tu piedad mi salvación espero,
cuando brille el fulgor del nuevo día
en que habrás de juzgar mi rebeldía,
más clemente, Señor, que justiciero.
Dame, para vencer, la fortaleza,
que sin tu ayuda buscaría en vano...
¡Náufrago soy, rendido a la fiereza
del encrespado, indómito Océano,
si no ampara mi angustia y mi flaqueza
tu omnipotente, bienhechora mano!...
Quiero servirte con fervor sincero,
poner tu voluntad sobre la mía,
ganar tu protección... Y norte y guía
hallar, Señor, en tu mirada quiero.
De tu piedad mi salvación espero,
cuando brille el fulgor del nuevo día
en que habrás de juzgar mi rebeldía,
más clemente, Señor, que justiciero.
Dame, para vencer, la fortaleza,
que sin tu ayuda buscaría en vano...
¡Náufrago soy, rendido a la fiereza
del encrespado, indómito Océano,
si no ampara mi angustia y mi flaqueza
tu omnipotente, bienhechora mano!...