12.09.2010, 10:16
La soltera
¡Pobre Margarita! Junto a la ventana
miró muchas veces cruzar el amor,
y con las mejillas teñidas de grana
se asomó indiscreta por verle mejor.
Dos o tres galanes la calle rondaron;
su vecina Rosa se casó en abril,
mas tarde Dolores y Luz se casaron,
mientras ella hilaba su ensueño sutil.
Así pasó el tiempo. Uno y otro día
vigiló en acecho tras la celosía
los pasos furtivos del bello Don Juan.
¡Y estaba la calle tan triste y desierta!
Mas ella aún espera, soñando despierta,
con besos de fuego que calmen su afán.
¡Pobre Margarita! Junto a la ventana
miró muchas veces cruzar el amor,
y con las mejillas teñidas de grana
se asomó indiscreta por verle mejor.
Dos o tres galanes la calle rondaron;
su vecina Rosa se casó en abril,
mas tarde Dolores y Luz se casaron,
mientras ella hilaba su ensueño sutil.
Así pasó el tiempo. Uno y otro día
vigiló en acecho tras la celosía
los pasos furtivos del bello Don Juan.
¡Y estaba la calle tan triste y desierta!
Mas ella aún espera, soñando despierta,
con besos de fuego que calmen su afán.