04.09.2010, 10:36
Diego Pardo, J. I. de
Puerto Rico
Sancho Panza
Este pobre mortal de cada día,
estrecho en todo, menos en cintura,
lleva una flor de aguda picardía
completando su genio y su figura.
Consiste su idealismo y su alegría
en saber que la cena está segura,
y es la enana y mordaz filosofía
la que cuadra mejor a su estatura.
No hay gafas que se ajusten a su vista;
su condición, es mucho lo que dista
de Don Quijote,, su señor y amigo...
Y es tan mezquina su mundana idea,
que hasta su propia inspiración voltea
sobre el punto de apoyo del ombligo.
Puerto Rico
Sancho Panza
Este pobre mortal de cada día,
estrecho en todo, menos en cintura,
lleva una flor de aguda picardía
completando su genio y su figura.
Consiste su idealismo y su alegría
en saber que la cena está segura,
y es la enana y mordaz filosofía
la que cuadra mejor a su estatura.
No hay gafas que se ajusten a su vista;
su condición, es mucho lo que dista
de Don Quijote,, su señor y amigo...
Y es tan mezquina su mundana idea,
que hasta su propia inspiración voltea
sobre el punto de apoyo del ombligo.