30.08.2010, 18:06
Remy Belleau
(1528 - 1577)
¡Ah!, os lo ruego, ojos míos, quered serme corteses;
suministradme llanto, brindadme la fontana
que no se seca nunca, del agua de mi pena;
¡por esta vez al menos suministradme lágrimas!
Siento un dolor tan fuerte que vela mi garganta,
que me hiela la sangre y mi hálito retiene,
y siento que me lleva la muerte de la mano
a donde los pastores son grandes como reyes.
Me viene este dolor de un íntimo deseo
de ver, estando ausente, las gracias de mi vida,
ya presto a abandonarla, y de besar de nuevo
su pecho nacarado, de ver sus lindos ojos,
su mano diminuta, su gracia peregrina,
y morir en sus labios de púrpura y de oro.
(1528 - 1577)
¡Ah!, os lo ruego, ojos míos, quered serme corteses;
suministradme llanto, brindadme la fontana
que no se seca nunca, del agua de mi pena;
¡por esta vez al menos suministradme lágrimas!
Siento un dolor tan fuerte que vela mi garganta,
que me hiela la sangre y mi hálito retiene,
y siento que me lleva la muerte de la mano
a donde los pastores son grandes como reyes.
Me viene este dolor de un íntimo deseo
de ver, estando ausente, las gracias de mi vida,
ya presto a abandonarla, y de besar de nuevo
su pecho nacarado, de ver sus lindos ojos,
su mano diminuta, su gracia peregrina,
y morir en sus labios de púrpura y de oro.