30.08.2010, 18:03
Mateo María Boiardo
(1434-1494)
Del mar vi el sol surgir, por tan divina
melena de áureos rayos circundado,
y el rostro tan rojizo e iluminado,
que un incendio hizo en toda la marina.
Vi abrirse, a la rociada matutina ,
las rosas de un color tan inflamado,
que se hubiera de lejos estimado
que un fuego ardiera por su verde espina.
Vi en la alegre y florida primavera,
salir la muelle hierba perfumada
y abrir sus hojas en la pronta edad;
y a una mujer graciosa y hechicera,
bellas rosas coger de madrugada,
y vencer a esas cosas en beldad.
(1434-1494)
Del mar vi el sol surgir, por tan divina
melena de áureos rayos circundado,
y el rostro tan rojizo e iluminado,
que un incendio hizo en toda la marina.
Vi abrirse, a la rociada matutina ,
las rosas de un color tan inflamado,
que se hubiera de lejos estimado
que un fuego ardiera por su verde espina.
Vi en la alegre y florida primavera,
salir la muelle hierba perfumada
y abrir sus hojas en la pronta edad;
y a una mujer graciosa y hechicera,
bellas rosas coger de madrugada,
y vencer a esas cosas en beldad.