30.08.2010, 18:00
A don Juan Antonio Viedma
Sigue, cantor; de tu inspirada mente
brote en raudales el cantar sonoro;
pulsa la lira, que en sus cuerdas de oro
refleja audaz tu inspiración potente.
Sigue, cantor, porque tu canto ardiente
llevando al alma celestial tesoro,
arranca al corazón risas y lloro;
llena de gloria la entusiasta frente.
Sigue; que al Bardo que con dulce vuelo
cruza este charco mísero y profundo
brindando al alma celestial consuelo.
Dios lo levanta de este mar inmundo
y le hace llegue con la frente al cielo,
desde su indigno pedestal el Mundo.
Sigue, cantor; de tu inspirada mente
brote en raudales el cantar sonoro;
pulsa la lira, que en sus cuerdas de oro
refleja audaz tu inspiración potente.
Sigue, cantor, porque tu canto ardiente
llevando al alma celestial tesoro,
arranca al corazón risas y lloro;
llena de gloria la entusiasta frente.
Sigue; que al Bardo que con dulce vuelo
cruza este charco mísero y profundo
brindando al alma celestial consuelo.
Dios lo levanta de este mar inmundo
y le hace llegue con la frente al cielo,
desde su indigno pedestal el Mundo.