30.08.2010, 10:00
Kruger, Rosa
Cuba
El guardiero
Cabe un hermoso y fresco bosquecillo
de gemidoras cañas resonantes,
de un riachuelo las aguas ondulantes
lucen su claro y transparente brillo.
Da su olor a la brisa el romerillo,
y sus cantares dulces, penetrantes,
de una ceiba en las ramas odorantes,
exhala el inocente pajarillo.
Allí a la orilla del ameno río,
bajo la sombra del Jagüey frondoso,
se alza humilde y fantástico un bohío;
y bajo de su techo misterioso,
al son de su instrumento lastimero,
canta en la tarde el rústico guardiero.
Cuba
El guardiero
Cabe un hermoso y fresco bosquecillo
de gemidoras cañas resonantes,
de un riachuelo las aguas ondulantes
lucen su claro y transparente brillo.
Da su olor a la brisa el romerillo,
y sus cantares dulces, penetrantes,
de una ceiba en las ramas odorantes,
exhala el inocente pajarillo.
Allí a la orilla del ameno río,
bajo la sombra del Jagüey frondoso,
se alza humilde y fantástico un bohío;
y bajo de su techo misterioso,
al son de su instrumento lastimero,
canta en la tarde el rústico guardiero.