28.08.2010, 17:25
Geada, Juan J.
Cuba
Sin esperanzas
Desde los más profundos abismos de la vida
yo te invoqué mil veces; y mil veces mi afán
fue para mis anhelos la estrella bendecida
que fulguró un instante con dulce fulgurar.
¿Por qué no te levantas, flor de mis pensamientos,
y vienes con tus ósculos de esperanza y de fe,
a darme lo que en vida me dieron tus alientos
y a nutrir de ilusiones mis ansias del ayer?
¡Muerta querida, lejos de ti la vida mía
se deshoja cual mustia Rosa de Alejandría
sangrando gota a gota mi amante corazón!
Y en vano es que te implore, si no has de volver nunca.
El soplo de tu muerte dejó en mi alma trunca
la flor de la esperanza y el iris del amor.
Cuba
Sin esperanzas
Desde los más profundos abismos de la vida
yo te invoqué mil veces; y mil veces mi afán
fue para mis anhelos la estrella bendecida
que fulguró un instante con dulce fulgurar.
¿Por qué no te levantas, flor de mis pensamientos,
y vienes con tus ósculos de esperanza y de fe,
a darme lo que en vida me dieron tus alientos
y a nutrir de ilusiones mis ansias del ayer?
¡Muerta querida, lejos de ti la vida mía
se deshoja cual mustia Rosa de Alejandría
sangrando gota a gota mi amante corazón!
Y en vano es que te implore, si no has de volver nunca.
El soplo de tu muerte dejó en mi alma trunca
la flor de la esperanza y el iris del amor.