28.08.2010, 13:34
A la muerte
¿Eres tú? ¿Y en la góndola enlutada
por tu pálida mano dirigida,
de mi cruento dolor compadecida,
quiere llevarme a la región soñada?
¡Partamos, pues! La brisa perfumada
cual nuncio de la tierra prometida
con ósculos de amor y bienvenida
acaricia mi frente atormentada!
¿Hieran los remos la brillante espuma,
rasgue la proa audaz la densa bruma,
que a nuestros pies se rinda el mar profundo;
y de la Eterna Luz a los reflejos,
piérdase, como un átomo, a lo lejos,
con sus venturas míseras el mundo!
¿Eres tú? ¿Y en la góndola enlutada
por tu pálida mano dirigida,
de mi cruento dolor compadecida,
quiere llevarme a la región soñada?
¡Partamos, pues! La brisa perfumada
cual nuncio de la tierra prometida
con ósculos de amor y bienvenida
acaricia mi frente atormentada!
¿Hieran los remos la brillante espuma,
rasgue la proa audaz la densa bruma,
que a nuestros pies se rinda el mar profundo;
y de la Eterna Luz a los reflejos,
piérdase, como un átomo, a lo lejos,
con sus venturas míseras el mundo!