24.08.2010, 19:28
Semana Santa
Marcial suena el tambor y la trompeta
afila sus aullidos en el viento,
mil bocas acompasan el lamento
que en la noche desgrana la saeta.
El silencio quebró la pandereta,
late el duelo en los ojos y presiento
que ese Cristo yaciente es el portento
que detendrá el aliento del planeta.
Un aluvión de cuerpos espectrales
en la aurora morada se encadena
al tormento y al llanto, tras la rejas
de su cárcel de luto, los mortales,
heridos de pasión, purgan sus pena
mientras entre mil flores Tú... te alejas.
Marcial suena el tambor y la trompeta
afila sus aullidos en el viento,
mil bocas acompasan el lamento
que en la noche desgrana la saeta.
El silencio quebró la pandereta,
late el duelo en los ojos y presiento
que ese Cristo yaciente es el portento
que detendrá el aliento del planeta.
Un aluvión de cuerpos espectrales
en la aurora morada se encadena
al tormento y al llanto, tras la rejas
de su cárcel de luto, los mortales,
heridos de pasión, purgan sus pena
mientras entre mil flores Tú... te alejas.