24.08.2010, 10:04
Sueño: ¿por qué si ahuyentas mis dolores
hora no acudes al acento mío?
Ven, que tú calmas mi dolor impío;
ven, no te muestres sordo a mis clamores.
Ven, que escucho fatídicos rumores
entre el silencio aterrador, sombrío;
ven, que en tus brazos contemplar ansío
el ángel celestial de mis amores.
¡Cuánto le adora el alma dolorida!
Mas su fiero desdén me da la muerte;
que yo no quiero sin amor la vida.
¡Ay! si consigo la dichosa suerte
de contemplarlo cuando esté dormida,
¡déjame, sueño, que jamás despierte!
hora no acudes al acento mío?
Ven, que tú calmas mi dolor impío;
ven, no te muestres sordo a mis clamores.
Ven, que escucho fatídicos rumores
entre el silencio aterrador, sombrío;
ven, que en tus brazos contemplar ansío
el ángel celestial de mis amores.
¡Cuánto le adora el alma dolorida!
Mas su fiero desdén me da la muerte;
que yo no quiero sin amor la vida.
¡Ay! si consigo la dichosa suerte
de contemplarlo cuando esté dormida,
¡déjame, sueño, que jamás despierte!