23.08.2010, 18:00
Vesperal
El sol envuelve su caldeado escudo
en sudario de brumas irisadas,
cual la púdica virgen el desnudo
turgente busto en sedas sonrosadas;
rasga trémulo el aire el eco agudo
que lanzan los alciones en bandadas:
quiebra en negro arrecife el mar sañudo
sus eréctiles ondas argentadas.
Como un ópalo níveo en ocre raso,
mancha con su blancura del ocaso
la ensangrentada clámide, alba vela;
pájaro de plumaje marfileño
finge, que a las comarcas del Ensueño
por encendidos firmamentos vuela.
El sol envuelve su caldeado escudo
en sudario de brumas irisadas,
cual la púdica virgen el desnudo
turgente busto en sedas sonrosadas;
rasga trémulo el aire el eco agudo
que lanzan los alciones en bandadas:
quiebra en negro arrecife el mar sañudo
sus eréctiles ondas argentadas.
Como un ópalo níveo en ocre raso,
mancha con su blancura del ocaso
la ensangrentada clámide, alba vela;
pájaro de plumaje marfileño
finge, que a las comarcas del Ensueño
por encendidos firmamentos vuela.