23.08.2010, 17:50
Mi barquera
I
Lleva en la mano un arpa laureada
y cíngulo de estrellas en la frente;
vaga en el éter y su huella ardiente
deja inmortales formas en la nada.
Tiende el velo de Maya y hechizada
la Realidad transfigurar se siente.
Bebe del alma, un vino fervescente
la escancia que sus penas anonada.
¡Ah! vuelve a mí tus ojos, Poesía,
y el jugo suave de la flor del loto
vierte en el cáliz que me diste un día,
ahora de acíbar rebosante y roto.
¡Sirena, ven; y la barquilla mía
lleva cantando, a su ancladero ignoto!
II
Serenamente la barquilla mía
surca en el mar su fijo derrotero;
boga al Ocaso el lánguido remero,
y ya le alumbra Véspero la vía.
Siento acercarse tenebrosa y fría
la noche sin mañana y si lucero.
¡Oh, tú la maga de mi amor primero,
baja a mi barca para ser su guía!
¡Adiós, cielos sin sol, campos sin rosas,
y adiós también, infieles compañeras,
Razón y Fe, Sibilas engañosas!
Barquera, ven. Tus notas plañideras
me lleven por escalas melodiosas
al concierto de amor de las esferas.
I
Lleva en la mano un arpa laureada
y cíngulo de estrellas en la frente;
vaga en el éter y su huella ardiente
deja inmortales formas en la nada.
Tiende el velo de Maya y hechizada
la Realidad transfigurar se siente.
Bebe del alma, un vino fervescente
la escancia que sus penas anonada.
¡Ah! vuelve a mí tus ojos, Poesía,
y el jugo suave de la flor del loto
vierte en el cáliz que me diste un día,
ahora de acíbar rebosante y roto.
¡Sirena, ven; y la barquilla mía
lleva cantando, a su ancladero ignoto!
II
Serenamente la barquilla mía
surca en el mar su fijo derrotero;
boga al Ocaso el lánguido remero,
y ya le alumbra Véspero la vía.
Siento acercarse tenebrosa y fría
la noche sin mañana y si lucero.
¡Oh, tú la maga de mi amor primero,
baja a mi barca para ser su guía!
¡Adiós, cielos sin sol, campos sin rosas,
y adiós también, infieles compañeras,
Razón y Fe, Sibilas engañosas!
Barquera, ven. Tus notas plañideras
me lleven por escalas melodiosas
al concierto de amor de las esferas.