23.08.2010, 17:48
Comentando a Argensola
De siglo en siglo el lastimero grito
de la conciencia universal resuena:
¿por qué tantos delitos sin condena?
¿por qué tantos suplicios sin delito?
Vano clamor, se apaga en lo infinito
como el fragor del piélago en la arena;
nada responde a la razón serena
la ciencia nueva o el vetusto Mito.
Y en tanto que el espíritu en la muda
inmensidad del ideal explora
y busca y busca el centro de las almas,
se mece, antorcha sepulcral, la Duda
sobre el abismo que a la par devora
manos inicuas y triunfantes palmas.
De siglo en siglo el lastimero grito
de la conciencia universal resuena:
¿por qué tantos delitos sin condena?
¿por qué tantos suplicios sin delito?
Vano clamor, se apaga en lo infinito
como el fragor del piélago en la arena;
nada responde a la razón serena
la ciencia nueva o el vetusto Mito.
Y en tanto que el espíritu en la muda
inmensidad del ideal explora
y busca y busca el centro de las almas,
se mece, antorcha sepulcral, la Duda
sobre el abismo que a la par devora
manos inicuas y triunfantes palmas.