21.08.2010, 13:52
Autonomía
A Dios debí la voluntad que crea,
y fuerte con su apoyo soberano,
ni siervo he sido de ningún tirano,
ni soy eunuco de ninguna idea.
Cuanto mi corazón ama y desea
defiendo con la mente y con la mano,
y ni mi fe se rinde ante el arcano,
ni ante el absurdo mi razón flaquea.
Nunac de la sacial hipocresía
cómplice fui, ni de lisonja vana
el humo ennegreció mi fantasía;
la multitud por ídolos se afana;
yo desprecio los ídolos del día,
que nacen hoy para morir mañana.
A Dios debí la voluntad que crea,
y fuerte con su apoyo soberano,
ni siervo he sido de ningún tirano,
ni soy eunuco de ninguna idea.
Cuanto mi corazón ama y desea
defiendo con la mente y con la mano,
y ni mi fe se rinde ante el arcano,
ni ante el absurdo mi razón flaquea.
Nunac de la sacial hipocresía
cómplice fui, ni de lisonja vana
el humo ennegreció mi fantasía;
la multitud por ídolos se afana;
yo desprecio los ídolos del día,
que nacen hoy para morir mañana.