21.08.2010, 13:43
A la cascada La Caprichosa
A tu arrullo gentil me dormí un día,
y parecióme en sueños ver un hada
que, del agua y del cielo enamorada,
desde el cielo entre espumas descendía.
Alfombra era a su planta la onda fría,
túnica de su cuerpo la enramada,
y de su sien corona regalada
la nube que en sus pliegues la envolvía.
Pronto volví del éxtasis divino;
mas de nuevo admirando tus cambiantes,
tu regia pompa y tu feliz destino,
trocose en realidad el sueño de antes,
y el hada que me ocultas adivino
detrás de su aderezo de brillantes.
A tu arrullo gentil me dormí un día,
y parecióme en sueños ver un hada
que, del agua y del cielo enamorada,
desde el cielo entre espumas descendía.
Alfombra era a su planta la onda fría,
túnica de su cuerpo la enramada,
y de su sien corona regalada
la nube que en sus pliegues la envolvía.
Pronto volví del éxtasis divino;
mas de nuevo admirando tus cambiantes,
tu regia pompa y tu feliz destino,
trocose en realidad el sueño de antes,
y el hada que me ocultas adivino
detrás de su aderezo de brillantes.