29.08.2010, 08:21
Al amanecer
Asoma, Filis, soñoliento el día
y llueve sin cesar; en los cercanos
valladares, al pie de los bananos,
mi grey se escuda de la niebla fría.
Las vacas a sus hijos con porfía
llaman de los corrales, en pantanos
convertidos, y ruedan en los llanos
pardas las nubes y en la selva umbría.
Oye... se arrastra sobre el techo herboso
los tiernos sauces con extraño brío
al mecerlos el viento vagaroso,
que trayendo oleadas de rocío
por las rendijas entra querelloso:
prende el fogón, amiga, tengo frío.
Asoma, Filis, soñoliento el día
y llueve sin cesar; en los cercanos
valladares, al pie de los bananos,
mi grey se escuda de la niebla fría.
Las vacas a sus hijos con porfía
llaman de los corrales, en pantanos
convertidos, y ruedan en los llanos
pardas las nubes y en la selva umbría.
Oye... se arrastra sobre el techo herboso
los tiernos sauces con extraño brío
al mecerlos el viento vagaroso,
que trayendo oleadas de rocío
por las rendijas entra querelloso:
prende el fogón, amiga, tengo frío.