19.08.2010, 15:19
LUIS DE ULLOA Y PEREIRA
(1584-1674)
A LAS CENIZAS DE UN AMANTE PUESTAS
EN UN RELOJ DE ARENA
Esta que te señala de los años
las horas de que gozas en empeño
muda ceniza, y en cristal pequeño,
lengua que te refiere desengaños,
un tiempo fue Lisardo, a quien engaños
de Filis, su querido ingrato dueño,
trasladaron del uno al otro sueño:
¡prevente, huésped, en ajenos daños!
En tanto estrecho al miserable puso
el incendio de amor y la aspereza
de condición esquiva y desdeñosa;
póstumo el polvo guarda el primer uso
inobediente a la naturaleza:
padeció vivo y muerto no reposa.
(1584-1674)
A LAS CENIZAS DE UN AMANTE PUESTAS
EN UN RELOJ DE ARENA
Esta que te señala de los años
las horas de que gozas en empeño
muda ceniza, y en cristal pequeño,
lengua que te refiere desengaños,
un tiempo fue Lisardo, a quien engaños
de Filis, su querido ingrato dueño,
trasladaron del uno al otro sueño:
¡prevente, huésped, en ajenos daños!
En tanto estrecho al miserable puso
el incendio de amor y la aspereza
de condición esquiva y desdeñosa;
póstumo el polvo guarda el primer uso
inobediente a la naturaleza:
padeció vivo y muerto no reposa.