12.09.2010, 10:22
Seno de reina
Era una reina hispana. No sé ni quien sería,
ni cual su egregio nombre, ni como su linaje:
sé apenas la elegancia con que de su carruaje
saltó, al oír a un niño que en un rincón gemía.
Y dijo: -¿Por qué llora?- La tarde estaba fría;
y el niño estaba hambriento. La reina abrióse el traje;
y le dio el seno blanco por entre el blanco encaje,
como lo hubiese hecho Santa Isabel de Hungría.
Es gloria de la estirpe la que le dio su pecho
a aquel hambriento niño que acaso sentiría
más tarde un misterioso dinástico derecho;
y es gloria de la estirpe, porque es amor fecundo
con que la reina al niño le dio su seno un día,
¡fue el mismo con que España le dio su seno a un mundo!
Era una reina hispana. No sé ni quien sería,
ni cual su egregio nombre, ni como su linaje:
sé apenas la elegancia con que de su carruaje
saltó, al oír a un niño que en un rincón gemía.
Y dijo: -¿Por qué llora?- La tarde estaba fría;
y el niño estaba hambriento. La reina abrióse el traje;
y le dio el seno blanco por entre el blanco encaje,
como lo hubiese hecho Santa Isabel de Hungría.
Es gloria de la estirpe la que le dio su pecho
a aquel hambriento niño que acaso sentiría
más tarde un misterioso dinástico derecho;
y es gloria de la estirpe, porque es amor fecundo
con que la reina al niño le dio su seno un día,
¡fue el mismo con que España le dio su seno a un mundo!