30.08.2010, 17:56
La fe
Yo soy amor y del amor camino;
soy blanca nave del sagrado puerto;
por mí, postrado en el peñón desierto,
canta el asceta su triunfal destino.
Soy consuelo del triste peregrino
que cruza el mundo, de pesares yerto;
soy árbol santo del eterno huerto;
rosa bendita del rosal divino.
Sin mí, la pena se desgarra y llora;
sin mí, el dolor sus amarguras vierte;
sin mí, el sepulcro con furor devora.
Aspirando mi luz el alma es fuerte;
la pena de hace amor, la noche, aurora;
la tumba, claridad; faro, la muerte.
Yo soy amor y del amor camino;
soy blanca nave del sagrado puerto;
por mí, postrado en el peñón desierto,
canta el asceta su triunfal destino.
Soy consuelo del triste peregrino
que cruza el mundo, de pesares yerto;
soy árbol santo del eterno huerto;
rosa bendita del rosal divino.
Sin mí, la pena se desgarra y llora;
sin mí, el dolor sus amarguras vierte;
sin mí, el sepulcro con furor devora.
Aspirando mi luz el alma es fuerte;
la pena de hace amor, la noche, aurora;
la tumba, claridad; faro, la muerte.