22.08.2010, 09:54
A Simón Bolívar
Él fue quien fulminando el hierro insano
recorrió de Colón el ancho mundo,
dejando en pos de sí surco profundo,
de gloria y triunfos su potente mano.
Truena su voz del uno al otro océano
y libertad en manantial fecundo
brotó la tierra que secó iracundo
el hado injusto del valiente hispano.
Cinco naciones, que formó su espada,
sacra aureola de perpetua lumbre
a la radiante frente le ciñeron.
Y al ver la antigua afrenta ya vengada
de los soberbios Andes en la cumbre
las sombras de los incas sonrieron.
Él fue quien fulminando el hierro insano
recorrió de Colón el ancho mundo,
dejando en pos de sí surco profundo,
de gloria y triunfos su potente mano.
Truena su voz del uno al otro océano
y libertad en manantial fecundo
brotó la tierra que secó iracundo
el hado injusto del valiente hispano.
Cinco naciones, que formó su espada,
sacra aureola de perpetua lumbre
a la radiante frente le ciñeron.
Y al ver la antigua afrenta ya vengada
de los soberbios Andes en la cumbre
las sombras de los incas sonrieron.