12.09.2010, 15:30
Un coloso
Te admiro ¡oh mar rebelde y proceloso!
cuando infundes terror y desconsuelo
y rugiente levantas hasta el cielo
el reto de un coloso a otro coloso.
Te admiro cuando en plácido reposo
la playa ciñes bajo tenue velo
y del rayo de sol que esmalta el suelo
reflejas el destello esplendoroso.
Siempre ¡oh mar! Tu poder me maravilla...
¿Quién te dio ese furor que te embravece?
¿Quién te obliga a sufrir la débil quilla
que en tus olas indómita se mece?...
¿Quién, sino Dios, que tu soberbia humilla
y a la par te refrena y te engrandece?
Te admiro ¡oh mar rebelde y proceloso!
cuando infundes terror y desconsuelo
y rugiente levantas hasta el cielo
el reto de un coloso a otro coloso.
Te admiro cuando en plácido reposo
la playa ciñes bajo tenue velo
y del rayo de sol que esmalta el suelo
reflejas el destello esplendoroso.
Siempre ¡oh mar! Tu poder me maravilla...
¿Quién te dio ese furor que te embravece?
¿Quién te obliga a sufrir la débil quilla
que en tus olas indómita se mece?...
¿Quién, sino Dios, que tu soberbia humilla
y a la par te refrena y te engrandece?