12.09.2010, 14:52
Naufragos
Demandando, Señor, piedad y olvido,
llega a Ti mi indigencia desvalida:
alma por las borrascas combatida,
busco el calor y la quietud del nido.
Morir quiero, Señor, como he vivido,
abrazado a tu Cruz, mi dulce égida,
que es la fe para el náufrago en la vida
faro entre cielo y tierra suspendido.
Así la frágil, perseguida nave,
refugio pido al abrigado puerto
y el beso espera de la brisa suave...
Así, cansada de su rumbo incierto,
a la alta esfera se remonta el ave,
peregrina del mar y del desierto...
Demandando, Señor, piedad y olvido,
llega a Ti mi indigencia desvalida:
alma por las borrascas combatida,
busco el calor y la quietud del nido.
Morir quiero, Señor, como he vivido,
abrazado a tu Cruz, mi dulce égida,
que es la fe para el náufrago en la vida
faro entre cielo y tierra suspendido.
Así la frágil, perseguida nave,
refugio pido al abrigado puerto
y el beso espera de la brisa suave...
Así, cansada de su rumbo incierto,
a la alta esfera se remonta el ave,
peregrina del mar y del desierto...