28.08.2010, 09:20
A Felipe II
Ignoro qué corriente de ascetismo,
qué relación, que afinidad oscura,
enlazó tu tristura y mi tristura
y adunó tu idealismo y mi idealismo.
Mas sé por intuición que un astro mismo
surgió de nuestra noche en la pavura,
y que en mí, como en ti, libra la altura,
un combate fatal con el abismo.
¡Oh, rey, eres mi rey! Hosco y sañudo
también soy; en un mar de arcano duelo
mi luminoso espíritu se pierde.
Y escondo, como tú, soberbio y mudo,
bajo el negro jubón de terciopelo,
el cáncer implacable que me muerde.
Ignoro qué corriente de ascetismo,
qué relación, que afinidad oscura,
enlazó tu tristura y mi tristura
y adunó tu idealismo y mi idealismo.
Mas sé por intuición que un astro mismo
surgió de nuestra noche en la pavura,
y que en mí, como en ti, libra la altura,
un combate fatal con el abismo.
¡Oh, rey, eres mi rey! Hosco y sañudo
también soy; en un mar de arcano duelo
mi luminoso espíritu se pierde.
Y escondo, como tú, soberbio y mudo,
bajo el negro jubón de terciopelo,
el cáncer implacable que me muerde.