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Fray Cayetano Rodríguez: Sonetos (5) - ZaunköniG - 20.09.2010 Fray Cayetano Rodríguez Argentina 1761 - 1823 Sonetos I En llanto amargo América gemía bajo opresores grillos agobiada sujeta ¡oh, Dios! a venerar postrada los tiránicos golpes que sufría. Su dolor al Olimpo enternecía, mas el ibero con injusta espada la libertad le niega suspirada por sostener su orgullo y tiranía. ¡Oh, duro estado! Mas llegó el momento y día y veinte y cinco reservado, en que cayó de un golpe aquel cimiento que al despotismo tuvo entronizado, y en que la libertad subió a su asiento, y a un trono por tres siglos usurpado. II Veinte y cinco, feliz hoy tu victoria derrocó al soberbia de un tirano, y levantó con triunfo soberano a nuestra patria al colmo de su gloria. La época empezaste de una historia, en que pudo el humilde americano desatar la cadena de su mano, llenando de grandeza su memoria. ¡Oh, día grande, heroico, y memorable! ¡Oh, día de virtud! ¡Qué regocijo al oír tan sólo tu renombre amable de la América siente el ínclito hijo! Tú mereces loores, cuanto es dable, pues que el dios de la patria te bendijo. III Arrebató la Parca ¡Parca fiera, del joven más cabal vil homicida! Cortó el hilo dorado de una vida, que su guadaña respetar debiera la negra envidia. ¡Cielos, quién pudiera una mano cortar tan fementida! A la patria ha inferido horrenda herida que el rival más rival no la infiriera. ¡Oh, tú!, que amante de tu patria, aspiras a hacer faustos sus hados, rinde honores al joven héroe que ya el orbe aclama. Si la espada le ha dado defensores del cañón de su pluma ¡oh pluma! admiras vivo fuego brotar que los inflama. IV Lo arduo de la acción más peligrosa, que en el teatro de Marte se contiene, el heroico ardimiento no detiene del general, ni su legión honrosa. A conseguir la hazaña más gloriosa, que en ambos mundos la memoria obtiene él la estimula: decidida viene a su voz, cual trueno poderosa. Al uno, a la otra el heroísmo anima, y el ardor de su pecho prevenido, a la plaza se avanza con presteza. A su presencia el enemigo erguido trepida, se confunde, desanima, y plaza y todo de la patria es presa. V ¿Del gran sistema la contraria suerte tanto te sobrecoge e intimida? ¿Más que la libertad amas la vida? ¿Eliges la cadena y no la muerte? El contraste no aflige al varón fuerte. Él a mayor peligro le convida; dijo perezca el cruel y no trepida, y en león libio, en furia se convierte. Su sangre a borbotones mancha el suelo; él la mira, y el pecho se le inflama, y allí su atropellar, allí su anhelo. Al espirar a sus amigos llama, y despreciando tan funesto duelo, himnos entona que admiró la fama. VI ¿Tú lleno de pavor pasas el día los males de tu patria contemplando, y huyendo de un amigo al ruego blando buscas ansioso la melancolía? ¿Qué hiciste infeliz hombre tu alegría los grillos al romper? ¿a do temblando llevas la planta con tu sombra hablando? ¡Infeliz patria, si de ti confía! Húndete, miserable; a tus hermanos devuélveles tu mal ceñida espada, no la profanen tan cobardes manos. La augusta Libertad con faz airada te apartará de sus americanos, y en su templo jamás tendrás entrada. |