09.10.2010, 11:37
Molina, Juan Ramón
Honduras 1875 - 1908
Sursum
No nos separaremos un momento
porque -cuando se extingan nuestras vidas-
nuestras dos almas cruzarán unidas
el éter, en continuo ascendimiento.
Ajenas al humano sufrimiento,
de las innobles carnes desprendidas,
serán en una llama confundidas
en la región azul del firmamento.
Sin dejar huellas ni invisibles rastros,
más allá de la gloria de los astros,
entre auroras de eternos arreboles,
a obedecer iremos la divina
ley fatal y suprema que domina
los espacios, las almas y los soles.
Honduras 1875 - 1908
Sursum
No nos separaremos un momento
porque -cuando se extingan nuestras vidas-
nuestras dos almas cruzarán unidas
el éter, en continuo ascendimiento.
Ajenas al humano sufrimiento,
de las innobles carnes desprendidas,
serán en una llama confundidas
en la región azul del firmamento.
Sin dejar huellas ni invisibles rastros,
más allá de la gloria de los astros,
entre auroras de eternos arreboles,
a obedecer iremos la divina
ley fatal y suprema que domina
los espacios, las almas y los soles.