12.09.2010, 15:21
Teresa de Jesús
Es mujer, que, en el santo arrobamiento
de fervorosa plática constante,
dijo a Cristo su amor... y fiel amante
le rindió voluntad y entendimiento!...
¡Oh apóstol y poeta, cuyo acento,
de la molicie y la maldad triunfante,
al Bien y la Virtud gritó: «¡Adelante!»
desde la oscura celda de un convento!...
Aun su lira dulcísima consuela
el desmayo del alma dolorida;
aun los prodigios de la fe revela
su pluma, por Dios mismo enaltecida...
Aun brilla al sol la refulgente estela
que eterniza los rumbos de su vida.
Es mujer, que, en el santo arrobamiento
de fervorosa plática constante,
dijo a Cristo su amor... y fiel amante
le rindió voluntad y entendimiento!...
¡Oh apóstol y poeta, cuyo acento,
de la molicie y la maldad triunfante,
al Bien y la Virtud gritó: «¡Adelante!»
desde la oscura celda de un convento!...
Aun su lira dulcísima consuela
el desmayo del alma dolorida;
aun los prodigios de la fe revela
su pluma, por Dios mismo enaltecida...
Aun brilla al sol la refulgente estela
que eterniza los rumbos de su vida.