12.09.2010, 15:06
A Cristo crucificado
Te contemplo, Señor, con honda pena
indefenso, vejado y oprimido;
si, espejo de virtud, no has delinquido,
¿por qué a morir el hombre te condena?
¿Por qué de angustia y de baldón te llena,
quien eres y quien es dando al olvido?
¿Por qué el eterno Padre ha permitido
que Tú hayas de pagar la culpa ajena?
Pecó el hombre y cayó... ¡Mortal caída!
Tendió las alas en rebelde vuelo,
y aspirando a ser libre fue suicida...
Mas tu mano, Señor, le alzó del suelo,
y al entregar tu vida por su vida
el Angel del Perdón bajó del cielo.
Te contemplo, Señor, con honda pena
indefenso, vejado y oprimido;
si, espejo de virtud, no has delinquido,
¿por qué a morir el hombre te condena?
¿Por qué de angustia y de baldón te llena,
quien eres y quien es dando al olvido?
¿Por qué el eterno Padre ha permitido
que Tú hayas de pagar la culpa ajena?
Pecó el hombre y cayó... ¡Mortal caída!
Tendió las alas en rebelde vuelo,
y aspirando a ser libre fue suicida...
Mas tu mano, Señor, le alzó del suelo,
y al entregar tu vida por su vida
el Angel del Perdón bajó del cielo.