12.09.2010, 11:37
La envidia
Helado el corazón y el alma loca,
implacable en el odio que la inspira,
ennegrecen sus ojos cuando mira,
y mancha con sus manos cuanto toca.
El bien ajeno su furor provoca,
y en las sordas tristezas de su ira
envenena el ambiente que respira,
y es su legua un puñal y es hiel su boca.
Así nace, así vive, así perece;
el tormento que más la desespera
está en el menosprecio que merece;
y si alguna virtud tener pudiera,
con el rencor que todo lo aborrece
a sí misma también se aborreciera.
Helado el corazón y el alma loca,
implacable en el odio que la inspira,
ennegrecen sus ojos cuando mira,
y mancha con sus manos cuanto toca.
El bien ajeno su furor provoca,
y en las sordas tristezas de su ira
envenena el ambiente que respira,
y es su legua un puñal y es hiel su boca.
Así nace, así vive, así perece;
el tormento que más la desespera
está en el menosprecio que merece;
y si alguna virtud tener pudiera,
con el rencor que todo lo aborrece
a sí misma también se aborreciera.