30.08.2010, 09:47
Della Costa, Pablo
Argentinien
Como cediendo al paso de un racimo
un pie de vid, o un zarzo entrelazado,
desertó poco a poco el emparrado
y a un florido rosal pidióle arrimo;
tal quiero yo, de un triunfo que no estimo
y de toda ambición desengañado,
ir lentamente huyendo del pasado
cuando en mis brazos con amor te oprimo.
Sin ansias ya ni vértigo de altura,
todo mi bien en tu bondad reposa
y no teme del tedio ni la hartura,
como esas vides al zarzal vecinas,
que aspirando el perfume de la rosa
embotan con abrazos las espinas.
Argentinien
Como cediendo al paso de un racimo
un pie de vid, o un zarzo entrelazado,
desertó poco a poco el emparrado
y a un florido rosal pidióle arrimo;
tal quiero yo, de un triunfo que no estimo
y de toda ambición desengañado,
ir lentamente huyendo del pasado
cuando en mis brazos con amor te oprimo.
Sin ansias ya ni vértigo de altura,
todo mi bien en tu bondad reposa
y no teme del tedio ni la hartura,
como esas vides al zarzal vecinas,
que aspirando el perfume de la rosa
embotan con abrazos las espinas.