22.08.2010, 15:22
Dulcinea del Toboso
No importa que carezca su semblante
del mágico primor de la hermosura,
ni que falte esbeltez a su cintura,
ni que sea endiablado su talante.
Que toda su rudeza no es bastante
a deshacer la estúpida locura
con que admira Quijada su figura,
que juzga de belleza deslumbrante.
Siempre en amores sucedió lo mismo;
yo nunca, para mar, encontré feas;
se vuela tanto en alas del lirismo
por el mundo inmortal de las ideas,
que, en virtud de quimérico espejismo,
son siempre las que amamos Dulcineas.
No importa que carezca su semblante
del mágico primor de la hermosura,
ni que falte esbeltez a su cintura,
ni que sea endiablado su talante.
Que toda su rudeza no es bastante
a deshacer la estúpida locura
con que admira Quijada su figura,
que juzga de belleza deslumbrante.
Siempre en amores sucedió lo mismo;
yo nunca, para mar, encontré feas;
se vuela tanto en alas del lirismo
por el mundo inmortal de las ideas,
que, en virtud de quimérico espejismo,
son siempre las que amamos Dulcineas.