22.08.2010, 10:03
Hadas
Las hadas que en las tardes bonancibles
descienden a la margen de la fuente,
cuando rizan la onda transparente
los besos de las brisas apacibles;
las que en los juncos verdes y flexibles
reclinan mustia la abatida frente
buscando alguna tregua a la doliente
memoria de desdichas ostensibles;
no son «las desposadas del ensueño»,
son hadas que errabundas peregrinan
desierta el alma del placer risueño,
y sin ver en su senda flor alguna,
sollozantes y pálidas caminan
huérfanas del amor y la fortuna.
Las hadas que en las tardes bonancibles
descienden a la margen de la fuente,
cuando rizan la onda transparente
los besos de las brisas apacibles;
las que en los juncos verdes y flexibles
reclinan mustia la abatida frente
buscando alguna tregua a la doliente
memoria de desdichas ostensibles;
no son «las desposadas del ensueño»,
son hadas que errabundas peregrinan
desierta el alma del placer risueño,
y sin ver en su senda flor alguna,
sollozantes y pálidas caminan
huérfanas del amor y la fortuna.