21.08.2010, 14:12
Idilio
Ayer cuando la aurora amanecía
me salí por la Cuesta de la Vega,
y al arenal que el Manzanares riega
fui buscando deleite y poesía.
En sus riberas plácidas dormía
la hermosa Tisbe, que de amores ciega,
por su galán Alfinto no sosiega,
a quien vio en el cuartel de artillería.
Sola estaba la pobre y descuidada
ver me dejó bajo su manta rota
un pie, más que el mayor una pulgada.
Alzose en esto, se apretó la bota,
y a los cielos lanzando una mirada,
soltó la manta y se quedó en pelota.
Ayer cuando la aurora amanecía
me salí por la Cuesta de la Vega,
y al arenal que el Manzanares riega
fui buscando deleite y poesía.
En sus riberas plácidas dormía
la hermosa Tisbe, que de amores ciega,
por su galán Alfinto no sosiega,
a quien vio en el cuartel de artillería.
Sola estaba la pobre y descuidada
ver me dejó bajo su manta rota
un pie, más que el mayor una pulgada.
Alzose en esto, se apretó la bota,
y a los cielos lanzando una mirada,
soltó la manta y se quedó en pelota.