12.08.2010, 16:29
José Espronceda
Spanien
A la noche
En lúgubre silencio sepultados
yacen los mares, cielo, tierra y viento;
la luna va con tardo movimiento
por medio de los astros enlutados.
Duerme el feliz pastor con sus ganados,
paran las aves su canoro acento,
y de la noche el manto soñoliento
al hombre da descanso en sus cuidados.
¡Salve, oh, luna! Salud, nocturno velo,
tan deseado del dichoso amante;
así entoldases siempre el alto cielo.
Y de Febo jamás la luz ardiente,
iluminado el espacioso suelo,
viese mi llanto triste e incesante.
Spanien
A la noche
En lúgubre silencio sepultados
yacen los mares, cielo, tierra y viento;
la luna va con tardo movimiento
por medio de los astros enlutados.
Duerme el feliz pastor con sus ganados,
paran las aves su canoro acento,
y de la noche el manto soñoliento
al hombre da descanso en sus cuidados.
¡Salve, oh, luna! Salud, nocturno velo,
tan deseado del dichoso amante;
así entoldases siempre el alto cielo.
Y de Febo jamás la luz ardiente,
iluminado el espacioso suelo,
viese mi llanto triste e incesante.