12.05.2009, 13:30
Temes en vano al rayo que te ofende
ser en polvo y en humo convertido,
aunque del pecho tuyo en lo escondido
tanto con ambicioso ardor se extiende.
El regalo, ¿a cuál ánimo defiende?,
antes lo tiene débil y oprimido;
sólo constante te hará y sufrido
a padecer, el fuego que te enciende.
Como el barro que diestra mano informa
de la impelida rueda al movimiento,
apena estable en su primer figura,
que mientra al agua y viento se conforma,
yace frágil, y firme sufrimiento
le da la llama con que eterno dura.
ser en polvo y en humo convertido,
aunque del pecho tuyo en lo escondido
tanto con ambicioso ardor se extiende.
El regalo, ¿a cuál ánimo defiende?,
antes lo tiene débil y oprimido;
sólo constante te hará y sufrido
a padecer, el fuego que te enciende.
Como el barro que diestra mano informa
de la impelida rueda al movimiento,
apena estable en su primer figura,
que mientra al agua y viento se conforma,
yace frágil, y firme sufrimiento
le da la llama con que eterno dura.