04.11.2007, 21:29
RENUNCIANDO A LA POESÍA.
Fue tiempo que la dulce poesía
el eco de mi voz hermoseaba,
y amor, virtud y libertad cantaba
entre los brazos de la amada mía.
Ella mi canto con placer oía;
caricias y placer me prodigaba,
y al puro beso que mi frente hollaba,
muy más fogosa inspiración seguía.
¡Vano recuerdo! En mi destierro triste
me deja Apolo, y de mi mustia frente
su sacro fuego y esplendor retira.
Adiós, ¡oh, Musa que mi gloria fuiste!
Adiós, amiga de mi edad ardiente:
el insano dolor quebró mi lira.
Fue tiempo que la dulce poesía
el eco de mi voz hermoseaba,
y amor, virtud y libertad cantaba
entre los brazos de la amada mía.
Ella mi canto con placer oía;
caricias y placer me prodigaba,
y al puro beso que mi frente hollaba,
muy más fogosa inspiración seguía.
¡Vano recuerdo! En mi destierro triste
me deja Apolo, y de mi mustia frente
su sacro fuego y esplendor retira.
Adiós, ¡oh, Musa que mi gloria fuiste!
Adiós, amiga de mi edad ardiente:
el insano dolor quebró mi lira.